Las propuestas de un Archipiélago desintegrador.

Golpe Suave

La apelación al nombre Archipiélago por parte de los miembros de una plataforma que pretende comprometer la unidad del pueblo cubano en torno a su Revolución, nos mueve a una reflexión: El término archipiélago implica un conjunto de islas característico de una dispersión geográfica, cuando, contrariamente a ello, define mejor nuestra nacionalidad el integrador nombre de Cuba que ostentamos con orgullo.

Muy tempranamente, desde el siglo XIX, y en el primer artículo de las bases del Partido Revolucionario Cubano, diseñadas por José Martí para conducir la guerra necesaria y el futuro de la nueva nación, se expresan lo que consideramos las esencias de la estrategia de victoria del independentismo cubano, esencia de su cultura y así se escribieron: “El Partido Revolucionario Cubano se constituye para lograr con los esfuerzos reunidos de todos los hombres de buena voluntad, la independencia absoluta de la Isla de Cuba…”. (Martí: 279) Por si ello fuese insuficiente, en los acápites 4 y 5 de los Deberes de las Asociaciones pertenecientes a los Estatutos Secretos del Partido se expresa: Unir y disponer para la acción, dentro del pensamiento general, por la atracción y la cordialidad, cuantos elementos de toda especie le sean allegables. 5. Impedir que se desvíen de la obra común los elementos revolucionarios. (Martí: 280) Eran principios que insistían en la importancia de la unidad de los cubanos como base de la cubanidad que enfrentaba a nuestro pueblo al dominio español que lo ahogaba y a las asechanzas voraces de los E.U.

Las propuestas de la plataforma Archipiélago mediante su vocero Yunior García, expresan una clara tendencia a quebrar la unidad de los cubanos en torno a una Revolución, factor esencial de nuestra soberanía que, desde su preparación, su enfrentamiento a la dictadura, al poder estadounidense y sus incontables medidas en beneficio de toda la población, ha apelado a la unidad del pueblo junto a sus principios y doctrina como garantía de su sostenibilidad. Frente a este esencial principio de subsistencia de toda una propuesta socialista abrazada por las grandes mayorías en Cuba, se levanta una idea de pluralismo desintegrador de la unidad y propuestas de cambio en abstracto con una curiosa apelación al término ciudadanos en lugar de pueblo.

Las propuestas del grupo autodenominado: Archipiélago, a través de su vocero: Yunior García; se han expresado siguiendo la ruta de un viejo enfrentamiento político entre los sectores más reaccionarios de la burguesía mundial en contra de las posiciones políticas, económicas, sociales y culturales de cualquier estado que se haya declarado socialista o que incluso se separare de esquemas tradicionales de gobierno, utilizados por la burguesía, en el mundo actual. Las siguientes declaraciones: “La Revolución prometió derechos, justicia, libertad y elecciones libres, pero en su lugar nos convertimos en un apéndice soviético. Prometió ser verde como las palmas, pero se envolvió en un manto rojo con una hoz y un martillo custodiando la estrella solitaria.”(García A); demuestran cómo sigue un discurso propio de la vieja Guerra Fría y pretende tergiversar y simplificar un fenómeno de la envergadura de la Revolución Cubana en la que se resume toda una herencia cultural unitaria en torno al independentismo y al antimperialismo, y que se expresa en la obra de importantes figuras del pensamiento más avanzado de nuestro pueblo a lo que se han ido sumando las propuestas de una educación general que ha conducido a la población hacia superiores niveles de instrucción.

¿No ha sido suficiente prueba de unidad en torno a nuestra independencia y originalidad, el que la Revolución Cubana, amenazada, bloqueada y perseguida por los gobiernos de turno de los E.U., siguiera viva aun después de la desaparición de la URSS y del campo socialista europeo?

El socialismo cubano, declarado públicamente el 16 de abril de 1961 ha sido una idea arraigada en importantes sectores de la población cubana así como en una buena parte del pensamiento más brillante cubano mucho antes de su proclamación hecha por Fidel. El pensamiento de José Martí, uno de los más preclaros de la segunda mitad del siglo XIX, las ideas de Enrique Roig San Martín y Carlos Baliño, junto a las ideas de Marx, Engels y Lenin, condujeron a las juventudes que abrazaron el socialismo en la Cuba republicana y sirvió de guía a quienes diseñaron los caminos de una Cuba socialista. Paralelamente a ello, la población iba ganando conciencia acerca de los derroteros a seguir, sobre todo, después del triunfo de la Revolución Cubana y sus iniciales trasformaciones económicas, sociales, políticas y culturales. Exponemos dos ejemplos de esa sabiduría arraigada en el pueblo: El primero recuerda los cantos que entonaban los milicianos de la Batería de Morteros del Bon 114 de Santiago de las Vegas en el camión que en horas de la [...]